Calificación de un ser ignaro en cuanto a cine: ☻☻☻☻☻☻☻☻☻☻ (9/10)
Una película que comienza con la inolvidable escena de los atletas corriendo por la playa (encabezados por Demichelis) con la música de Vangelis de fondo (esta escena). Ganadora al Oscar a la mejor película de 1981. Cuenta la historia de vida de los atletas de Gran Bretaña, y las diferentes maneras en las que llegaron a los Juegos Olímpicos de París de 1924. Los dos personajes principales son Harold, un britanico-judio y Ian, un escocés cristiano. El primero, estudiante en la Universidad de Cambridge, el segundo pastor en una pequeña iglesia y estudiante en Edimburgo. Ambos totalmente diferentes, pero con un mismo objetivo: ir a los JJOO a correr (y ganar).
El joven Ian es un fanático de la iglesia evangélica, pero más zopencos son sus compañeros eclesiásticos, se enojan con él porque va a los juegos, y deja de ir a la iglesia, sabiendo que es un firme candidado para ganar el oro por su gran velocidad en los 100m. Encima su compañera de sermón le dice "me preocupás, ahora haces mucho deporte en vez de orar". El bastardo queda tan traumado que cuando llega a París, y se entera que tiene que correr un domingo, quiere suspender todo e irse al demonio sin correr, porque los domingos los debía pasar encerrado en el templo (no es omni-todo dios?) Por suerte un compañero de equipo le cambia el día de carrera.
El ilustrado inglés representante del comité de su país les dice "en los JJOO van a competir con los atletas de las mejores y más civilizadas naciones del planeta". Acto seguido aparecen las banderas de los participantes de los juegos: todos europeos del oeste y Estados Unidos. Argentina participó en atletismo, ganó una medalla, pero no aparece su bandera en el estadio, ni en la pelñicula. Quizás no eran civilizados.
La enseñanza es que hay lindos paisajes en Escocia para visitar.
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